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miércoles, 12 de mayo de 2021





LOS AÑOS ENSEÑAN... LO QUE LOS DÍAS NO SUPIERON... 

Aquel que deja para después un café, una llamada, un sueño o un amor, no conoce los misterios de este depredador llamado tiempo...


La vida es caprichosa con sus tiempos, pero a todos nos da los mismos segundos. Sin embargo, ella se encargará de que cada uno de los mortales hagan verdaderos malabarismos con ellos y su particular significado. 

Me acuerdo como cada noche, de niña, mi padre a la misma hora daba cuerda a su reloj despertador y al de pulsera, un ritual que concluía con una frase a modo de mantra que decía así: “el tiempo es oro hija, el tiempo es oro...” algunos años después, entendí su valor… 

Lo que ayer fue, hoy no es… 

Así es y será… lo que apenas hace unos segundos pensaste, sentiste o compartiste, ya es pasado…

Y, es que el tiempo se esfuma como una pesada nube de verano o como el pitido de una tetera que anuncia el principio y final de un placer temporal…
 
El tiempo y yo, acordamos que, en su brevedad, me daría alas para volar; a veces con la imaginación y otras, con actos locos y apresurados que arranca de mi pecho un grito de guerra y felicidad al sentir que aun, sigo aquí… 

Hay que romper la burda creencia de que disponemos de todo el tiempo del mundo, porque no es cierto… el tiempo es lo único que no se rentabiliza… Y un día, también para ti se bajará el telón.

¡Asegúrate!... que te pilla terminando la función y no, en un patio de butacas viendo la vida pasar a través de las historias de otros personajes… ¡Vívela! tu historia, la emoción que le pongas dirá mucho de ti. 
Algunos mortales siguen mirando sus vidas como meros espectadores de las circunstancias que les rodea. En su taquilla clandestina y particular, yacen sus sueños y oportunidades. Si no reaccionas, alguien colgará por ti un letrero póstumo que dirá: La vida está llena de conformistas e imitadores…aquí se va uno de ellos… 

Sí esto te suena… sujeta entre tus desnudas manos una copa con el mejor vino que te puedas permitir, apaga los ruidos de fuera y tómate tu tiempo para escribir en las páginas de un cuaderno en blanco  cuantas cosas te han sucedido en los 86.400 segundos que tienes cada día… 

Te sorprenderá reconocer que, al tiempo, no le vas a ganas, pero tampoco le pierdes si haces un buen uso de él… 

Este viaje requiere de un peaje ¡ponle tú el precio! y repón en tu botiquín emocional algunas tiritas para la frustración; que también, pasará… Toma vitaminas de optimismo y resiliencia porque, aunque la vida es corta, el camino en ocasiones se hace largo… 

Habla menos y actúa más…. Sí este viaje es efímero, emborráchate de él y saca de tu vida lo que te impide disfrutarlo… 

Sí sigues los latidos de tu corazón, es probable que alguien sufra, ocúpate en no ser tu quien necesite un desfibrilador y pierda el billete de tu propia aventura… 

Esther Mendoza escritora @copyright 2021





domingo, 8 de marzo de 2020

Una frase rescatada de Internet para el alma...

Yo, soy ellas…


Hoy, y cada día, pienso en ellas.

Las mujeres de mi clan se levantaban cada día recordando el papel importante que tenían en la familia. Nunca salieron a la calle a manifestarse, más bien, trataron de cambiar la mente de esos hombres a base de amor, diálogo y presencia. Con ello no quiero decir que fuera idílico y fácil, ELLAS, también lloraron, se sintieron solas, frustradas y cuestionaron sí el matrimonio, ese jefe machista, esos amigos impuestos o elegidos, fueron su mejor opción.
Sin embargo, utilizaron su inteligencia emocional para educar a esas personas cuyos comportamientos estaban basados en creencias por la cultura y la escasa oportunidad de cambio. Para esas generaciones era impensable la información y libertad que hoy tenemos. Que mal uso hacemos de ella …
Así que ¡va por ellas! qué, con una taza de café en mano y un cigarro, urdían matinalmente un plan para negociar esa desigualdad desde casa, luego, en los círculos sociales cercanos; llámese familia, trabajo, amigos, vecinos, donde esas diferencias que hoy salimos a abanderar en las calles, ellas al compás de una oportunidad de diálogo, decían a esos hombres qué a pesar de amarles, respetarles, admirarles o desagradarles, tenían y debían cambiar la interpretación de sus roles en la pareja, como padres, hermanos, amigos, amantes, esposos, jefes, compañeros de trabajo, etcétera…
Al menos, esto forma parte de la historia de las mujeres de mi vida…
Tenemos dos maneras de desnudarnos ante los demás y ante nosotras mismas…
Para hacerlo ante los demás es importante conocerse. Debilidades y fortalezas forman parte de nuestra esencia como persona. Aquí, no entra el género femenino ni masculino.
Llevo años escuchando que el día internacional de la mujer se celebra el 8 de marzo, sin embargo, no recuerdo ningún día internacional del hombre…
¿Y si creamos el día internacional de las personas que cambian el mundo? Que dan valor a lo que son en la suma de su intelecto y capacidades que abrazan las diferencia como una multiplicación de un todo...
…Sí, tal vez, para muchos sea una quimera…

Ciertas manifestaciones se han envuelto en un gran halo de feminismo mal entendido, de reivindicaciones que no siempre van en la línea del significado de lo que se reivindica.
Para algunas mentes pareciera una ocasión perfecta para exponer una mezcla de injusticia que desdibuja el verdadero significado de dicho acontecimiento.

Cuando me desnudo para mi…
<< Me arrugo la nariz cuando algo de mi aspecto físico o emocional no me agrada. Después, sonrío y respiro profundamente aceptando que los cambios, los años, la vida con su maravilloso programa llamado experiencia, te coloca en el lugar elegido. Sí, elegido…porque al final, con cada elección/decisión o emoción, somos las únicas responsables del puesto y la forma en la que hoy estamos…

Existe inexorablemente una cor responsabilidad en lo que quiero y recibo…

<< Me empecé a sentir más hermosa y valiosa cuando hablaba con pasión sobre las cosas que realmente me importaban. Lo natural que me resulta arrancar sonrisas a los demás al margen de mi estado anímico, supongo que la empatía y paciencia algo tienen que ver por el simple hecho de que ya, solo me rodeo de personas que multiplican mis segundos.
Todas tenemos un punto de locura que nos diferencia de los hombres. Y me encanta en ocasiones sentirme vulnerable, despojada de la coraza “vengo de vuelta de todo”. Por momentos soy la niña que insiste en continuar en el alma y las maneras de la Esther madura, esa que ya se reconcilió con el pasado, respira a tope el presente y deja que el factor sorpresa le presente el futuro.
A veces, pongo al sol mis heridas de guerra que luzco con orgullo;batallas libradas en la que tanto me desgasté creyendo que bastaba con ser buena y sincera para que te amasen o aceptasen, siempre al servicio de los demás. Un lema muy frustrante cuando tú eres la última elección…
Mi memoria se volvió más selectiva, sé el valor que tiene el tiempo, ahora, lo uso más inteligentemente.>>

Yo aspiro a que algún día algunas mujeres no ansíen tener más poder sobre los hombres, ni sobre nadie, más bien, que tengan el suficiente sobre ella mismas.

He de añadir que las pocas veces que me he sentido poco valorada en mis funciones profesionales y sociales, ha venido de la mano de una mujer…, en fin, no digo con esto que existan, que lo sé, situaciones poco afortunadas donde el simple hecho de ser mujer, nos traslade algunas décadas atrás frente a mentes obtusas masculinas…
Ojalá reivindicásemos el derecho a ser mejores personas, comunicarnos más y mejor, a contribuir a un nuevo modelo de concordancia entre lo que somos y queremos ser…
Pienso que, en cada manifestación, se recuerdan las diferencias y limitaciones que todos portamos. Una ecuación difícil de resolver salvo que todas las partes abracen el diálogo y las diferencias.

Mi particular 8 de marzo lo expongo cada día en cada una de mis acciones y palabras…
Trabajemos por la paz y el compromiso entre nosotr@s

“Ignoramos nuestra propia estatura hasta que nos ponemos en pie” 
Emily Dickinson


lunes, 10 de septiembre de 2018

Reflexiones de una cumpleañera...







Estos días me preguntaba cuántas cosas dejamos de hacer a lo largo de un año creyendo que, un día de esos 365 lo haremos…

La verdad, es que a muchos nos ocurre que pasamos a otro año y aquello que tenía una propuesta queda absolutamente anulado por otro orden de preferencias…
Y así es la vida, y así, son los años, vamos dando preferencia a diminutas cosas pragmáticas que sustituyen otras que pesan más pero por su tamaño, consideramos que pueden esperar un turno que no llega...

En estos 365 días pasados y algunos más, abanderé esta actitud y cuando llegó el ultimo día me di cuenta que mi orden de prioridades estaba obsoleto…

Ahora, todos los días estreno día y hago y anoto aquellas cosas que son importantes para mí, no para el resto, aunque puede que algunas de ellas coincidan o bien, me apasione y disfrute negociando… Porque les aseguro que la vida es una constante negociación...

Negociamos con la mente, con el corazón, con las necesidades, con los afectos, con los momentos, con las palabras, y un sinfín interminable de absurdas excusas que nos sirven para posponer las que realmente importan. Sin embargo, poco negociamos con aquello que nos mueve por dentro…
Me he marcado 365 cosas para este año, trescientas sesenta y cinco cosas que suponen un reto para mí, porque ya, no me sobra el tiempo y el que tengo, me lo bebo a  borbotones permitiendo que se desrame el que me sobra, que no me sobra, que son las prisas por disfrutarlo de la única marera que se debe disfrutar la vida, CON PASION…

Me siento plena, serena, segura, muy madura, y agradeciendo las hermosas cosas que el Universo me devuelve después de muchos años de negociación, así que, reconciliense con la vida porque es ella la única que servirá de intermediario entre los deseos y las oportunidades…

Sí, quiero seguir pidiendo cosas, porque las que pido, dependen en gran medida de mi persona. Quiero seguir respirando donde el aire me gusta, seguir mirando aquello o aquellas personas que me conmueven o me enseñan a ser mejor, pasear cogida de la mamo de ese alguien cálido que no me interpreta, solo me siente y le siento.., recibir el achuchón y el beso interminable que me da mi hija, el torbellino que se forma cuando llego a casa y mis mascotas festejan esa llegada, las letras de una carta que me recuerda cada semana que lo especial se imprime en un papel para recordar mientras se plasman las palabras, el amor que las mueve…

Deben ser los años, pero cada día me pesa menos lo que antes me quitaba el sueño, las banalidades, las frases vacías, la fina estampa, la falsa alegría, el te quiero a destiempo, la amistad postiza subyugada por una intención…

Realmente, lo único que porto, son aquellas cosas y sentimientos que me atrapan el alma, arrancan sonrisas y erizan la piel… Por eso, agradezco a la vida que me haya regalado en una pequeña caja experiencias tangibles, solo aquello que me hace aflorar lágrimas de felicidad, sonrisas rescatadas de un viejo cajón de desengaños, y la locura que no se debe perder con los años…

Esther Mendoza 







sábado, 8 de septiembre de 2018

Ella se buscaba... y lo encontró a él...




Como un poema de Pablo Neruda se presentó… sutil cual lluvia fina que cala y se aloja sin pedir permiso...

No era esperado, ni tan siquiera pedido, pero acaso entre aquellos renglones ella deseó siempre un loco anhelo por no irse de este plano sin rozar cada rincón de un amor así…
La tinta con la que escribió esas páginas, era ahora borrada por una dulce casualidad que cambiaba el rumbo de su destino…
No era fácil, nunca lo fue. Siempre creyó que eso del amor era para algunos bendecidos, sí, bendecidos por una varita mágica que caía del cielo para tocar el corazón de unos pocos afortunados que conseguían demostrar que sus teorías sobre este desatino, eran válidas…

Ella se buscaba y lo encontró a él…

Son de esos hallazgos inesperados que erizan la piel y cortan la respiración cuando se cruzan las miradas. Entonces, una irreconocible corriente eléctrica recorre tu cuerpo quedando atrapada en la garganta la coherencia de una frase…

Fue en la arena. El suelo movedizo la tambaleo al divisarle entre un grupo no muy grande de personas, entonces, supo que era él... tan diferente al resto...
Aquello se convirtió en un Coliseo romano donde emociones y corazas luchaban por un premio. Un galardón que vitoreaban desde las gradas de su propia historia. El dolor miró para los lados buscado en aquel suelo movedizo la mirada anónima y cómplice que la rescatase de aquella atracción que la impulsaba a saber de él... 

Lo observó por largo tiempo. Pareciera que en medio del mundo solo estaban ellos dos. Cada uno a un extremo de aquel enorme espacio…y a la vez, tan cerca…
Sin atreverse a hablar, paralizados al tratar de entender la familiaridad de un déjá vu  se limitaron a esperar el siguiente movimiento del universo.

Él le robó sonrisas que ni tan siquiera sabía que tenía, despertó la pasión dormida entre el tejido de su ropa y su propia piel…, desató una locura que la llevaba a aniquilar sus propias corazas y a danzar con la niña que tenía dentro quitándose los miedos para vestirse de una recién estrenada y osada sensualidad y pasión que creía reducida a cartas amarillentas de amores que quedaron atrás…

Se acercó y le regalo su mejor sonrisa y con ella, unos brazos que la sujetaban al bailar como el más firme de los gladiadores…Entonces, la distancia más corta entre los dos… fueron sus propios labios…

Al fondo se oía la melodía de viejos boleros que invitaron a sus almas a fundirse en una danza de reconocimiento que festejaban el final de un largo viaje. Se trataba de esas travesías que desgastan el espíritu y dejan huellas imborrables…  

Aprendieron a amarse sin relojes que marcasen los tiempos, llenaron los vacíos que le llevaron a encontrarse, hicieron de la locura, su oración cada día, pues en ella, se encontraba la verdadera esencia de lo que cada uno de ellos eran…

Persiguieron la luna con la única intención de entregársela mutuamente… y, en el camino, descubrieron lo que eran…

.. Y supieron que ese amor era inmarchitable porque vivir, era lo único urgente que tenían que hacer mientras se entregaban en las esquinas de una larga espera…

Copyright Esther Mendoza



domingo, 8 de abril de 2018

...Quizás, haya algo de verdad en todo esto.



La quietud... no es buena compañera en estos tiempos, hay que expulsarse de una patria inventada...



... Quizás haya algo de verdad en todo esto. En el fondo de nuestro ser, todos tenemos una patria inventada que espera ser rescatada de la ensordecedora quietud…
No existe un ser humano sobre la faz de la tierra qué en algún momento de su vida no sintiera que sobraba, que no encajaba en su escenario de vida. Sin embargo, la versión mejorada de la incertidumbre, no es muy halagüeña; esta recobra posiciones a pasos agigantados penetrando como un virus en nuestra psique dejando una estela de desconcierto en nuestro mundo emocional, un espacio donde espera sentirse el rey del lugar…
A veces, nos preguntamos cómo llega ese virus, es de fácil respuesta; siempre hubo o habrá alguien que te haga creer qué, ese algo, ese deseo, ese sueño… no es adecuado … Y, en algunas otras ocasiones, el ser humano solito se encarga de inyectarse esa bacteria tan poderosa sin ayuda de nadie, excepto, la de sus propias creencias.
Todos los elementos que componen la incertidumbre influyen exitosamente en la manera de mostrarse no solo al mundo, sino también, en la clandestinidad de cada historia personal tomando posesión sin un ápice de misericordia…, la incertidumbre no cumple la función de reparar precisamente..., más bien todo lo contrario...
¿Quién no conoce los famosos ataques de pánico al cambio? Y… ¿la vulnerabilidad que recurre a los fármacos de las falsas impresiones para no salir de la UCI de las excusas?...
Todos estos vestigios de un destierro de pensamientos impostores, forman parte de nuestra obsoleta versión de lo que creemos ser.
Aun sin tener motivos, hombres y mujeres adoptan la postura “auto defensiva” bloqueando cualquier actitud de cambio y aceptando un billete para huir a un desolado reducto donde solo existen más preguntas con cero respuestas.... hablamos del país de las falsas creencias…
 El premio de consolación, es una generosa dosis de repartición de culpas. ¿Quién dijo que era fácil reconocer aquello de lo que carecemos y sobre todo, la resistencia de apostar por el cambio?...
¿Se puede erradicar?... ¡sí! rotundamente. Las sombras, las dudas, todo lo que frena se puede cambiar, tan solo hay que volver a reconectar con aquello que fuiste, que eres… reconquistar la capacidad de decisión y libertad, sin sentimientos autodestructivos que aborten tu oportunidad de cambio...
Pon en tela de juicio todo aquello que genera dudas… venga, de quien venga…Como he dicho en muchos de mis escritos, hay que lanzarse al vacío con la esperanza de volar. Tal vez, si sabes utilizar bien tus recursos, tus alas no te fallen…

@copyright Esther Mendoza. Abril 2018
www.esthermendozacoach.com

domingo, 10 de septiembre de 2017

Un cumpleaños más...




Todos alguna vez hemos hecho pellas en el colegio, eso me sucedió en el 2016, las hice en mi blog saltándome un día tal como hoy.
El espacio y el tiempo en ocasiones confabulan para llevarnos a una renovación interior. Y, aunque me ha costado entenderlo, sigo opinando que la edad depende del ánimo con que la mires, puede ser un molesto número en el calendario, o bien, un premio al recorrido de vida que has hecho. Curiosamente, sigo sintiéndome afortunada de estar aquí sorteando con éxito todos los exámenes que me ha tocado con buena nota.
Mirar para detrás y recordar, debe ser con la única intención de volver ilesos de ese viaje; no en vano, tendemos a expresar en algún momento que, “cualquier tiempo pasado fue mejor”.  Podría asegurar sin miedo a equivocarme que no es cierto, seguro que, en ese momento, también creímos lo mismo de otro “tiempo pasado”
No es justo para nosotros invalidar lo que hoy somos por ponerle una emoción subjetiva a un tiempo de gloria que ya no está ni estará…
Mi mirada al pasado, hace ya algunos años que solo lo hago para agradecer. Sin aquellos tropezones del tamaño de un rascacielos, hoy difícilmente seria como soy.
Cada cumpleaños me regalo un Oscar de incalculable valor. Es el premio a la fuerza, al empuje que le imprimo a todo aquello en cuanto creo y, sobre todo, soy…
Después de duras negociaciones con el espejo y el calendario, llegue a la conclusión que había que hacerle un sabotaje a viejas creencias adoctrinada como ciertas. En este momento de mi vida, me quedo con las cosas pequeñas, sencillas, de esas que casi nadie repara en ellas.
Mi primer pensamiento al despertar siempre es agradecer, mirar lo que me rodea y valorarlo en un estado presente. Mí adorada rutina mañanera de una breve visita, a mi mustio jardín por el calor, y comprobar como éste se impone a las altas temperatura y a  pesar de ello, empieza a brotar pequeñas hojas verdes que recuerda la fuerza de la propia naturaleza. También me corta la respiración el rojizo atardecer, el ocaso de un día que yo tuve la fortuna de disfrutar, una página en blanco para escribir, una historia para compartir, una llamada…, una sonrisa… un saber que alguien quizás te piensa y agradece tu presencia de cualquiera de las maneras.
Puedo ser perfectamente un junco que se dobla mas no se parte, un alma dócil que solo quiere observar y aprender y, a la vez, un espíritu rebelde que se rebela a ser igual, conformista doblegada a la resignación.
Mi paso por esta vida no es para pasar de puntillas, tampoco busca la aprobación para más tarde colocarme las medallas que otros me dan, mi paso por esta vida, es tan simple como para vivirla como quiero y siento al margen de que otros lo entiendan… una perfecta imperfección sinfónica que eriza la piel, con la misma facilidad que enerva los ánimos.
Pocas cosas ya me valen, las que están en el departamento del “ya veremos”, quizás ya nunca tengan esa oportunidad, las preocupaciones se han convertido en semáforos de color verde, pues la solución no está en la desesperación sino en de qué o quien depende…

Y, no…, no me he olvidado del amor…, este está presente en mi vida de muchas maneras, de forma imperceptible se cuela entre las rendijas de una coraza que en ocasiones afloja derrumbada por una inocente sonrisa, la lealtad de tus mascotas, la gratitud de vuelta, y el amor incondicional a veces en tela de juicios de los que dicen conocerte…

Quiero seguir expresando las cosas como las siento, agradecer y continuar mi camino cuando lo que veo no me gusta, apartar de mi historia falsos egos que se llaman amigos, mentores y expertos en halagos melosos que degradan más que apreciar…,
Pues sí, con mucho gusto pago las facturas que me tocan por ser así…
Mi pacto con la vida va más allá de “lo supuesto” ya subrayo en negrita y cursiva aquello que me emociona, cada vez, menos cosas ruidosas y más detalles que resultan imperceptibles a la vista por las prisas del mundanal ruido. Curiosamente, éstas me hacen vibrar y eleva mi ser en una danza de mariposas que inesperadamente llegan...

Lo mejor de cumplir años, es poder contarlos… 
Esther Mendoza.





domingo, 10 de julio de 2016

AUNQUE NO ESTÉS, ESTÁS...

Existe la memoria del corazón, ésta, va más allá a la de la propia piel...

Aunque no estés, estás…

Como las gotas del roció que deja la mañana…
Con las primeras luces del alba mis párpados se despiertan y te buscan con la mirada…Entonces, fijo mis pupilas en ese hueco en la cama que aún guarda tu forma; cierro los ojos y me acurruco en una evocación queriendo acomodarme en tu piel…

Aunque  no estés, estás….
No importa lo que digan las hojas del calendario cuando una fecha se repite cada año y ya no hay velas que soplar, un abrazo, un te amo, porque los trescientos sesenta y cuatro días restante de todos los pasados y venideros, yo, te seguiré queriendo…

Aunque no estés, estás…
Porque la memoria tiene alas y vuela a los pasajes de una historia, a los instantes de algo compartido que conformó los afectos, el cariño, las risas, en definitiva, una vida, la tuya y la mía…

Y, es que aunque no estés, estás…,
Tú sabes cómo sentimos, vivimos y crecimos en un sentimiento compartido en una estación de emociones con bocetos cuyas líneas se encontraron tomando formas para luego, más tarde, los errores desdibujarlos; fue entonces, cuando dos vagones dividieron nuestros destinos…
Te seguiré sintiendo como una parte imprescindible que llena mis pulmones, el oxígeno que pasa por mis venas para llegar a ese latido que me permite respirar…
Me acompañarás en mis paseos en silencio, en la mirada perdida que lleva a un pensamiento, en las decisiones a destiempo, en los sueños que se ahogarán en mi garganta al tratar de pronunciar tu nombre…

Aunque no estés, estás…
Porque un hilo rojo e invisible nos une.Es interminable como el camino que tendrás que recorrer sin mí, resistente a las tormentas que sortearás con éxito, irrompible entre las dudas y los ataques mal intencionado que irán cayendo como hojas caducas…

En honor a lo que fuimos el uno para el otro, no necesitamos contarlo al mundo, hay retazos de recuerdos que se acomodarán en un lugar de nuestra memoria y aunque todo llegue a destiempo, no dudes que tiene mucho sentido para ti…, para mi… porque nadie puede entender lo que fuimos el uno para el otro…

Aunque no estés, estás…


Esther Mendoza


miércoles, 3 de febrero de 2016

LA VIDA, UN CUADERNO DE BITÁCORA...


Enciéndeme la luz para no ver mi propia oscuridad le dijo a la luna…

Nuestra vida podría llevar la condición de “cuaderno de bitácora”, en él, anotamos las rutas inesperadas que asaltan nuestro mapa particular sin tener en cuenta cuan nos puede importar los cambios innegociables... Esas mismas rutas, a veces, nos hacen mirar al cielo implorando aquellas cosas que nos acunen el alma como la calma de un mar, la esperanza del encuentro con un horizonte que acerque orillas, todo esto junto al deseo de una navegación placentera digna, eso sí,  de ser plasmada entre los renglones de una historia. Tal vez, con una odisea repentina, es difícil escaparse a esta posibilidad, las sacudidas intermitentes  terminan siendo familiares en nuestro rol humano. Es probable que nuestra historia termine convertida en el armario donde guardamos las vicisitudes de nuestras vivencias…

Hace ya un tiempo que contemplo los espacios en blanco alojados en mi mente, estos  martillean con pensamientos fosforescentes tratando de llamar mi interés sin éxito. Ellos imprimen cierta dosis de nostalgia aderezada con una extrema rebeldía, propia de una vida que se empeñan en mover los trazos de un mapa que el libre albedrio otorga sin recelo. Sin embargo, quisiera almacenar en esos espacios todo aquello que dicen que enseña, dar cobijo, como ocupas sedientos de afectos que quedan atrapados en otra piel, a las rememoraciones que alivian mi espíritu y endulzan con olvidadas sensaciones la creencia de aquello que dice;  lo mejor, aún queda por llegar…

Cuando era niña, el cielo era el lienzo en blanco donde dibujaba las escenas de una vida. Cada momento reservado a la experiencia futura, llevaba consigo aromas a jazmín que me traían las olas de una experiencia y dejaba de manifiesto la ilusión y el deseo de lanzarme al vacío extendiendo las alas de la imaginación con el ímpetu que te dan los primeros año sin abandonar la creencia, aunque solo sea  por una fracción de segundos, que nada es estático y por oscuros pasillos que recorramos, la luz nos atrapa si creemos poseerla…

Hoy, en ocasiones, cuando abro los ojos mis manos instintivamente me llevan a levantar unas sábanas para esconderme bajo ellas; existen nubarrones que asechan la vulnerabilidad de un instante, dictadores emocionales que asaltan tu tranquilidad con la falsa convicción de ser dueños y testigo de tu derrumbe. Pero siempre, tu esencia vence con la guerrera que impone la bandera de “aun no me has ganado”

…Y, he aprendido además, que para andar por los caminos de una vida, es imprescindible llevar un equipaje ligero a prueba de golpes que te hagan doblar las rodillas, con complementos que desarrollen la habilidad de secar de un manotazo lágrimas de impotencia cuando eres invisible a los que dictan leyes, imponen criterios, abanderan causas injustificadas, es decir, cuando la palabra “derechos” se sustituye por un “usted solo es un número, una letra y un ser anónimo a los ojos del poder…” 

En definitiva, mí aprobado como mortal depende de dos cosas, una: si aceptas ciertas normas, mueres… y la otra, aunque vive en el exilio lejos de las contemplaciones por ser la estrella, si te rebelas, ganas tu propia batalla.

Así que, mi querida Juana de Arcos, tú que habitas en todas las mujeres… ya sabes, aunque te quieran quemar en la hoguera, recuerda que, renunciar y claudicar, aniquila cualquier oportunidad de visibilidad y recompensa…

La acrobacia de la vida, no siempre se domina a la primera, ni a la segunda, pero con la práctica, lo logras…


Esther Mendoza.

sábado, 8 de agosto de 2015

OTOÑO EN AGOSTO

En una pausa no hay música, en un pensamiento millones de notas en movimiento…


Me gusta el otoño, tal vez, porque se acerca a mi esencia de mujer madura que busca la serenidad en los contrastes de lo cotidiano. 
Es una estación que se identifica con la etapa de la vida, que invita a mezclarte con el olor a tierra mojada, a la humedad que se respira en el aire y se cuela por las fosas nasales hasta llegar a un rincón de tu remembranzas arrancando alguna imagen que despierte la memoria de tu piel, o simplemente, obliga a cerrar los párpados para evocar más íntimamente el escenario de un momento...

El otoño es una manera de mudar la vida, se cuela bajo el tejido que cubre tu cuerpo y te lleva a los márgenes de un pensamiento y entonces, te sientas y le observas…

Sirve para extrañar… para pasar las tardes entre las páginas de un libro que pide ser tomado entre el calor de tus manos, o simplemente, para escribir cartas, amarillenta tradición olvidada entre las aristas del tiempo que evoca pasión y ensoñación.

En todo caso, el otoño aunque asome en agosto, conlleva una emoción que convida a escribir renglones con historias que conmuevan y se hagan nuestras. 
Un otoño fuera de estación que nos regala la dulzura de una rememoración,  que te instruye a saber moverte en lo inesperado, en lo ansiado.

En definitiva, cualquier otoño, aún a destiempo, es una forma de mudar la vida…


-        Pídeme lo que quieras…
-        Toca el piano, hazlo para mí…
-        Después de un beso…

Al caer la noche, sabía que los dulces barrotes de su cárcel estaban en las partituras. Andreas, solía perderse entre sus teclas buscando la manera de olvidarla. Aquella mujer fue su droga, cautivó cada centímetro de su mundo ordenado y como a un calcetín, le dio la vuelta para llevarlo a las puertas del infierno y otras tantas veces, al mismísimo cielo cuando se perdía a través de los recovecos de su anatomía, un hechizo que jamás quiso declinar.

Allí, entre las teclas de un viejo piano, era donde único conseguía la paz,  donde sus remordimientos no eran escuchados hasta la llegada de Morfeo. Cuando éste en contadas ocasiones de él se compadecía, daba descanso a sus largas noches de insomnio.

Ese fragmento de tiempo, era donde único reposaba su infelicidad sin hacer girones sus recuerdos. En las teclas de aquel piano, abandonaba a sus recuerdos encarnizados junto a la llama de una pasión asfixiada por el olvido.

No podía responsabilizarla por haberse ido. Tal vez, necesitó creer que la paciencia seria su fuerte y, de paso, su aliado en el amor, pero no resultó así. Un día, le sorprendió la casa enmudecida, el silencio de los rincones compartidos parecían jueces. El peso de la soledad, tomó las riendas de su vida dejándole como única compañía, las teclas de un longevo piano.

Aquella melodía de extraños en la noche, le enfureció. Notó como la sal de sus lágrimas bajaban por su rostro sin reparo, la furia de sus dedos daban forma a las notas de aquel bolero que tanto le recordaba a ella…

La primera vez que la vio, tocaba en uno de los salones más chic de la ciudad. Su cigarrillo apoyado entre la comisura de sus labios, hizo que levantase la mirada para cambiar la dirección del humo del tabaco. Fue entonces, cuando sus ojos verdes se toparon con los  negros de ella. Cautivadores buscaron los suyos provocando en él, un desafío; la seducción en blanco y negro de los titulares de una pasión prometía corresponderles...

Sintió como su sangre se heló y el corazón comenzó a bombear con la prisa de un caballo desbocado buscando una meta, en este caso, la de su piel…

Con ella, agosto siempre era otoño…


Esther Mendoza.


Dejamos de ser extraños cuando nos dedicamos a mirarnos...


jueves, 23 de julio de 2015

PODRIAMOS Y MITAD...

Podríamos mostrar solo medio rostro, la mitad de lo que somos, el cincuenta por ciento de un afecto y aún, ser creíbles para aquellos que no saben lo que valen y ponen su identidad en la mitad del otro…

Esther Mendoza.

Podríamos pasarnos la vida buscando el porqué de algo que no entendimos a su debido momento y por desidia, ese algo permanece aún en nuestra particular bandeja de salida con una interrogación que nos ata a una historia cuya puerta, debió cerrarse de golpe cuando los fríos vientos del norte entraron por la ventana.

Podríamos repartir culpas, convertirnos en el mejor maestro perfeccionando excusas y pretexto que nos llevan a la triste definición de que, en ocasiones, como Hámster, hacemos kilómetros en una rueda de probabilidades para no llegar a ningún lugar.

Podríamos sentarnos en un andén y como Penélope, esperar al trovad@r que nos hizo creer que no sólo éramos su mitad, sino además, la mus@ de sus cantos de sirena. 
Continuaríamos viendo pasar el tiempo entre las telas de araña de una quimera, pues lo que se va, y quienes se van, ¡hay que ponerles puente de plata!, levantar la barbilla y recordar que cada experiencia está para ser exprimida en positivo y recordar que algunos aspectos de nuestra persona o principios, no se negocian, ni tan siquiera, “en nombre del amor”…

El amor sólo tiene una traducción: No se contempla condiciones, ni se admite talones en blanco con una rúbrica de chantaje emocional, mucho menos, manifiesta deslealtad e irrespetuosidad, en todo caso, ofrece una mano, múltiples gestos de generosidad y confianza para que vueles y vuelvas…

Si le damos la vuelta a ese “podríamos” y abolimos el conformismo por "la mitad de todo", a buen seguro que ese ¿por qué? se desvanecería como el humo de un cigarrillo dejando hueco para “momentos y sensaciones” que nos embelesan y nos recuerdan que aún, podemos amar y sentir…

Cambia tus podríamos por instantes que atrapen cada centímetro de tu piel, todos los recovecos de tu alma y reescribe y tacha cuantas veces sean necesarias, aquellos renglones que sumen a tu vida…

Nunca te conformes con la mitad de nada, ¡apuesta por un todo!…

Esther Mendoza.


Nunca te conformes con la mitad de nada...



domingo, 19 de julio de 2015

NO EXISTEN PÓCIMAS PARA EL CORAZÓN...

Ella me decía que mirase a la vida con picardía, eso, a muchos, molestaría…

Siempre escuché a las mujeres de mi familia decir que no existía una pócima que nos librara del dolor proveniente del corazón, sin embargo, si aprendíamos a amarnos y respetarnos, entonces y sólo entonces, poseeríamos la capacidad de colocar el sentimiento en el lugar apropiado sin que hiciera grandes estragos en nuestra existencia.

Al fin y al cabo, empujados por la vida, ésta nos regala trocitos agridulces de momentos en forma de piezas de puzzle que conforman nuestro mapa individual, ¿no creéis? Y, no por ello, dejamos de adjudicar las tan ansiadas etiquetas bajo la necesidad imperiosa de darle protagonismo a los rincones de nuestra particular parcela romántico-afectiva.

Y, ¿Cómo reaccionamos cuando aquello que creíamos nuestro por derecho divino, resulta no ser así? Lo razonable, aunque no siempre es así, agradecer el “cruce de vidas” y seguir confiando en que en algún lugar del tiempo y espacio, alguien te reconocerá sin necesidad de presentar un currículum personal de ensayo y error.

Recuerdo como de pequeña mi abuela Águeda me sentaba en sus rodillas frente a una estufa de gas y me contaba “historias de mujeres”, que no eran otras, que las féminas de su mundo. Avanzada para su generación, argumentaba que al árbol había que ponerle de chico un testigo para que no creciera para los lados bajo la influencia de luces poco saludables y recomendables. A mis siete años, no entendía muy bien aquello de “influencia de luces poco saludables y recomendables…” casi daba miedo buscarle un significado al tono de voz y mirada de la sabia anciana. Algunos años más tarde, conocí el significado que trataba de explicarme mi abuela. 

Aquél dicho, llevaba nombres y apellidos junto a una casilla que decía: "definición de categorías varias" las cuales, ¡se multiplicaban como esporas!: 
amig@s, novi@s, amantes, cónyuges, conocidos y ¡hasta admirador@s de tu buen hacer!(opositores a pareja o intento de..,cuyo fin no era otro que poner un poco de sal y pimienta a sus vidas). ¡Por supuesto! acepté que no quedaba otra que comulgar con rueda de molino con algo que parecía tan necesario para colocarnos con el tiempo, en el lugar que nos correspondía. Y, sólo en el caso de ser hábiles y aplicados, ¡no repetiríamos materia!  

Mi abu afirmaba que era imposible no poner corazón y alma en otra piel, sobre todo, cuando nos tocaban la nuestra. ahí, nacía ese preciso instante en el que perdíamos nuestra capacidad para razonar y ver las cosas con claridad, también añadía, que el amor era así y cuando algo por dentro te movía las entrañas, había que tirarse al vacío con la esperanza de volar. En el caso de un estrepitoso aterrizaje por no llevar el paracaídas de la prudencia, era conveniente tener cerca un lugar blandito para amortiguar el golpe de una historia abortada, paciencia para darle tiempo al corazón a curarse, buenos pañuelos de algodón para secar nuestras lágrimas a borbotones e imprescindible, el refugio de unos sinceros brazos que te sostuvieran mientras recuperabas tu esencia. Pero... (para ella siempre había un pero o condición), ¡nunca, nunca, nunca!, regalar al sufrimiento un minuto,´este estado nada tenía que ver con el dolor, según ella, era una elección venida del lado oscuro de la mente tratando de convencernos de cosas inexistentes…


Lo que se le olvidó a mi abuela decirme, ¡vaya usted a saber por qué!  fue aquello de que tuvieses la edad que tuvieras, el amor y el desamor padecían el mismo síntoma, la zozobra y la duda jamás tomaban vacaciones y desencadenaban en el mismo diagnóstico. En un caso, veleidoso y sublime y en el otro, demoledor y decepcionante; y por descontado, ¡inevitables eran los daños colaterales cuando no distinguíamos realidad con ciencia ficción!; dígase de aquellos hombres y mujeres de apariencia fieles amantes con un excelso registro de trovador@ dotados de buena letra y palabra. 

Por no hablar de las reacciones alérgicas de repetición, estas se vuelven ocupas cuando no distingues entre lo auténtico y la buena copia

Y, aunque mi abuela Águeda murió hace ya muchos años, la recuerdo como si aún estuviera detrás de mí recordándome mi obligación de ser feliz, al menos de forma consciente, me tocasen las cartas que me tocasen, ya que por alguna razón ellas eran las que convenían.

Está claro que cuando nos negamos a amarnos a nosotros mismos, llega “esa persona” para ponernos una prueba de examen. Eso sí, cuando la prueba es superada, te enfocas en no aceptar ser jamás “una Cenicienta complaciente”o un consorte abnegado que olvida sus prioridades

De ser así, es posible que el universo te premie con experiencias reales, a la altura de una guerrer@ valiente que no tema volver a amar y a caer, agradeciendo el reto como recordatorio de la persona maravillosa que estás destinada a ser….

¿Caminar por pasillos oscuros?, ¡siempre lo hacemos! Ellos son los llamados comienzos de historias, sueños y re intentos de conquistar nuestro lugar en el mundo, generalmente, desconocidos. A medida que transitas por ellos, la claridad de lo original te mostrará el objetivo siguiente…

Hay que seguir haciendo maletas, recorriendo nuevos caminos, posar nuestra mirada en la invitación de otras afines, en definitiva, continuar amando como si fuera la primera vez sin mirar para detrás evitando así, la duda, ante la oportunidad de volver a sentir...

Esther Mendoza.


No te preocupe cuantas veces tengas que hacer las maletas para seguir añadiendo a tu vida, mas sentimientos...