Podríamos
pasarnos la vida buscando el porqué de algo que no entendimos a su debido
momento y por desidia, ese algo permanece aún en nuestra particular bandeja de
salida con una interrogación que nos ata a una historia cuya puerta, debió
cerrarse de golpe cuando los fríos vientos del norte entraron por la ventana.
Podríamos repartir
culpas, convertirnos en el mejor maestro perfeccionando excusas y pretexto que
nos llevan a la triste definición de que, en ocasiones, como Hámster, hacemos kilómetros
en una rueda de probabilidades para no llegar a ningún lugar.
Podríamos sentarnos en un
andén y como Penélope, esperar al trovad@r que nos hizo creer que no
sólo éramos su mitad, sino además, la mus@ de sus cantos de sirena.
Continuaríamos viendo pasar el tiempo entre las telas de araña de una quimera, pues lo que se va, y quienes se van, ¡hay que ponerles puente de plata!, levantar la barbilla y recordar que cada experiencia está para ser exprimida en positivo y recordar que algunos aspectos de nuestra persona o principios, no se negocian, ni tan siquiera, “en nombre del amor”…
Continuaríamos viendo pasar el tiempo entre las telas de araña de una quimera, pues lo que se va, y quienes se van, ¡hay que ponerles puente de plata!, levantar la barbilla y recordar que cada experiencia está para ser exprimida en positivo y recordar que algunos aspectos de nuestra persona o principios, no se negocian, ni tan siquiera, “en nombre del amor”…
El amor sólo tiene una traducción: No se contempla condiciones,
ni se admite talones en blanco con una rúbrica de chantaje emocional, mucho menos,
manifiesta deslealtad e irrespetuosidad, en todo caso, ofrece una mano, múltiples
gestos de generosidad y confianza para
que vueles y vuelvas…
Si le damos la vuelta a
ese “podríamos”
y abolimos el conformismo por "la mitad de todo", a buen seguro que ese ¿por qué? se desvanecería como el humo de un cigarrillo dejando hueco para “momentos y sensaciones” que nos embelesan y nos recuerdan que
aún, podemos amar y sentir…
Cambia tus podríamos por
instantes que atrapen cada centímetro de tu piel, todos los recovecos de tu alma y
reescribe y tacha cuantas veces sean necesarias, aquellos renglones que
sumen a tu vida…
Nunca te conformes con la
mitad de nada, ¡apuesta por un todo!…
Esther Mendoza.
Nunca te conformes con la mitad de nada...
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