domingo, 24 de noviembre de 2013

NOVIEMBRE EN LA PIEL...


El tiempo, se convierte en una estación de oportunidades para aquellos que ocupan sus vagones…


Casi despedimos noviembre…
Se va un mes mágico que anuncia un letargo de once largos meses…

Mi entrañable noviembre..., entre paraguas y bufandas, ¡te alejas victorioso!, no sin antes, frenar mí impulso de querer atrapar entre tus pliegues, aquellos sonidos que en un pasillo silencioso partirán pronto contigo…
Noviembre lluvioso..., ¡ávido y cómplice con el viento!, concebiste poesías entre las brasas de un fuego, forjando así, pausas entre acto y acto que guardo secretamente, esos qué rubricaste con anhelos y realidades que supieron aprovechar su tiempo al perderse entre tus dulces momentos…

¿Extrañarte?… ¡es un sentimiento inherente!, aflora cuando pasas por delante de mí obligándome a observar con condescendencia, tu exilio hasta el próximo noviembre...
Sin lágrimas en los ojos, te despido en la estación de las oportunidades. Aquellas que viajan en un vagón para preñarme con una utopía, cuyas sombras aguardarán detrás de un ciprés hasta el próximo noviembre…

Tus huellas persistirán en cada gota de lluvia, y, entre guiños solares, coquetamente hilvanará brisas gélidas con tu aroma y el suyo...
Compañeros acérrimos en ésta aún larga estación que fosilizará con tus hojas muertas, aquellas que sirven de alfombra en mi danza de seducción…

Posees caminos que llevan a mi rincón favorito, a unos brazos, a una piel, a unos labios dónde duendes e ilusiones, conviven por un mismo propósito…
Mi querido noviembre, te abrazaré en mis madrugadas hasta el próximo otoño...

El firmamento será guía y tejado.; un proclamador  que en cada estación, precederá con un bostezo largo en el tiempo…
Esther Mendoza.

… Y mañana sin ti, volveré a ser "ahora" con el breve tacto de su piel…

 

 

jueves, 21 de noviembre de 2013

UNA HISTORIA MAS...

Hay que morder el polvo primero, para saborear la gloria de la perseverancia después…
 E.M.

Se preguntaba porque aun siendo un hombre joven, el espejo cada mañana le devolvía un rostro anciano. Tal vez, tendría que aceptar que las personas envejecían más rápidamente cuando las esperanzas y las ilusiones, se arrugaban en un bolsillo llamado falsas oportunidades. No resultaba fácil entender que aquello que más se teme, es lo que se debe enfrentar...
 
 
Al caer la tarde, se sentó en su sillón de caoba y
piel envejecida frente al ventanal que daba a su jardín; un butacón heredado de su abuelo paterno. El viejo capitán de barco siempre que regresaba de sus travesías, mientras llenaba su pipa, le contaba interesantes aventuras que de pequeño le pedía escuchar; trataban ¡de intrépidos lobos marinos!. Sus ojos enormes se agrandaban como las velas de un navío desdibujando las pocas pecas que salpicaban su rostro infante al ocupar el protagonismo de la expresividad.
Muy rara vez, mostraba su perfecta dentadura acompañada de una generosa sonrisa. ¡Sólo y exclusivamente!, cuando escuchaba aquellas historias que contaba su yayo…
… Nunca, le resultó fácil sonreír…

Casi cuarenta años separaban aquellos recuerdos de su presente. Una mueca agridulce se reflejó en su hermosa boca varonil al rememorar  esos fotogramas que guardaba celosamente en un rincón de su alma.
 
Contempló el ocaso de un día que nuevamente se llevaba con las últimas luces, los intentos fallidos por conservar  y proteger su mundo y a los suyos. Promesas de papel salidas de las bocas de unos pocos qué, un día, engordaron su lista de inscriptores bajo el seudónimo de “amigos”. Ningunos hoy, tenían la valentía de quedarse y recoger a su lado, los restos de un devastador Tsunami llamado crisis.
Sus pensamientos seguían su curso, sin freno y sin la menor consideración. Poseía una mente dictatorial, acostumbrada a gobernar su cajón desastre sin darle una mínima tregua…
Apuro la copa de vino blanco para luego, inhalar el humo del pitillo número diez. Con éste, dejó hueco en su pitillera para un mismo número de cigarrillo que brevemente, rosaría el frio metal de aquel elegante estuche que esperaba ser ocupado nuevamente de forma fugaz…
Pareciera que el presente se convirtiera sólo en preguntas…
Clavó su mirada en el horizonte. Respiró profundamente. Sintió sus  pulmones oprimidos por la angustia; ¡de pronto! le vino a la cabeza una máxima que con los años hizo suya. ...  Siéntate y espera, que aquellos que te hieren suelen destruirse solos… (Antonio Sauret)

Esther Mendoza.
 

 
He sido un luchador y eso quiere decir que he sido un hombre
(Goethe)
 
 

domingo, 10 de noviembre de 2013

TE ELIJO POR SABER PARAR EL TIEMPO...

En ocasiones, el universo nos premia con un ser que puede parar nuestro tiempo...
Escultura Raffaelo Monti. 1818-1881)..

…Desde muy niña tuve la creencia de que alguien estaba ahí fuera, en algún lugar sosteniendo mis sueños por si se daba la poca fortuna de dudar de ellos y los aniquilaba con una rendición. Realmente, nunca podemos saber en qué punto de nuestra vida una alineación planetaria nos bendecirá con la materialización de esos anhelos. Y, he de decir, que no es patrimonio de la juventud las hermosas oportunidades, ellas llegan… 
Entonces, ¿es cierto que existe esa persona que nos complementa?....una parte recóndita de mi mente pregunta.- Sí, la respuesta es… sí…

Pensamos que con los años desaparecen las dudas y los miedos; sentimientos propio de la vanidosa juventud que atesora el tiempo como un estado impertérrito donde hay cabida para todo tipo de emociones. Sin embargo, el nuevo modelo de relaciones que hoy nos empuja con premisas que marcan la diferencia sobre la convicción de cada individuo, resulta cada vez más difícil para reconocer a quien tenemos delante y si podría ser o no, el mejor candidat@ a compañer@ de viaje…

Afortunadamente hoy, no es mi caso. He sido una alumna aplicada y aprobada con matrícula de honor en pasar años viviendo la inutilidad del sufrimiento romántico. Creo, qué algún mérito tiene la madurez, no en vano con ella sumamos números en el calendario y como no, en experiencias también.

Vivimos y apadrinamos en nuestra adolescencia y juventud el desamor como parte de un guion hollywoodiense qué, con el tiempo, al evocarlo nos arranca sonrisas. El premio a la victoria de los daños colaterales de las rupturas, nos lleva por una ¡más que merecidísima alfombra roja! portando el Oscar a la sabiduría, el humor y en un supuesto equilibrio que nos dan los años…

¿Almas gemelas o príncipes azules?.., yo apuesto por un amor sereno, real, sin caballo ni armadura oxidada por concatenaciones que le impiden ser quién quiere ser.

Elijo…, te elijo… por saber parar el tiempo cuando estoy entre tus brazos, por mostrarte ante mí a pecho descubierto, por la humildad con que miras a mis ojos y extiendes tú mano para acercar esas orillas que el tiempo y el espacio provocaron. Admiro de ti tu capacidad para aceptar la crítica, aunque no sean flores lo que recibas, el esfuerzo que haces por exiliar a un ego sin invitación, y la valentía que posee un noble caballero... TU,... inevitablemente es difícil no adorarte…Tuya...

Esther Mendoza.

Siempre será mañana...