"Huellas de una historia..." |
Al mirarse al espejo no
se reconoció. Atrás quedaba aquella hermosa
mujer que obligaba a cuantos se cruzaban con su mirada impenetrable, a bajar sus párpados con cierto reparo. Hoy, era la burda copia de un retrato en los que muchos se
deleitaron.
De fondo la melodía de
Glen Miller en su “Moonlight Serenade”, aliviaba la nostalgia que arañaba a su corazón
al recordarle, lo efímero de la belleza, lo breve del tiempo, lo antojadizo del amor cuando los años rasgan la esperanza, y, con jirones de
desencanto, diseña su mejor vestido para la gala de la decepción…
Se dió cuenta que secaba
sus lágrimas con su pañuelo; aquel pañuelo... Una reliquia que custodió en su pecho por más de
cincuenta años, cuyas iniciales bordadas, ya desdibujadas por la pasión guardada entre sus
senos, se convirtió durante esos años en el hilo conductor entre la cordura y la capitulación de
una historia que no pudo ser. Su ahogado llanto quedó mudo en la estación de
las oportunidades; esas que nunca llegaron. Ocasión presa entre los barrotes de una ausencia, de una
espera gélida que cubría con su manto, cualquier resquicio de expectativa…
Cuando sus tormentas se
lo permitieron, dándole una tregua al dolor encasquillado en los recovecos de su
alma, se levantó lentamente apoyada en su bastón; fiel compañero qué, junto a
su sombra, no la abandonaba salvo, en la soledad compartida con Morfeo.
Con
pasos cortos, titubeantes y temerosos de perder el equilibrio, se dirigió a aquél cajón
que estaba relegado al olvido. Recuerdos condenados al desalojo de una espera que durante años, peregrinó
en generaciones amarillentas destinadas al exilio de la memoria. El contenido de aquella gaveta, recibió tal vez, un castigo injustamente infringido.
Su temblorosa mano
derecha, buscó junto a unas medallas que cogaban de su cuello, aquella llave que prendía por más de medio
siglo. Fragmentos de tiempo encarcelados, huellas de una historia, la suya…
Señales del mapa de vivencias anónimas dónde los anhelos, fueron abortados por la omisión de una promesa…
Señales del mapa de vivencias anónimas dónde los anhelos, fueron abortados por la omisión de una promesa…
...Y, como si de una reliquia
se tratara, tomó entre sus arrugadas manos las hojas sepias salvaguardadas por un
lazo rojo. Con exquisita delicadeza, deshizo la cinta de seda para perderse
entre los renglones de aquellas cartas. Capítulos sin reposición de una vida…
….Querida alma perdida:
Mi memoria es traicionera, y, no me deja recordar la última vez que tú y yo, mantuvimos una conversación.
Mi memoria es traicionera, y, no me deja recordar la última vez que tú y yo, mantuvimos una conversación.
Era verano. La luz del
sol bailaba frente a las hiedras y el sonido de las abejas me inquietaba. Decidí
traspasar aquella verja. Mis piernas temblorosas no disuadieron a mi voluntad
de acercarme a él. Sin darme cuenta, había sorteado los sarmientos de una
antigua viña.
Mi obsesión por los detalles, me llevó a fijarme en la danza acompasada de dos amantes.Dos pequeños invertebrados regocijados del momento vivido. Un encuentro dónde los deseos tomaban forma: manifestación sublime del ciclo de la vida. Sonreí, y, secretamente, envidie el fervor de aquellos caracoles....
Alcé mis ojos al horizonte. Allí, le encontré...
¡La sangre fluía arrítmicamente!, bajando de forma imparable, llenando los rincones más íntimos y pudorosos de mi joven anatomía. De mi interior, se desgranan susurros cálidos deseando chocar contra su piel…Qué hermoso era su rostro, que bella sonrisa asomaba en aquella boca que desee mía en el primer segundo de cruzarme con ella...
Mi obsesión por los detalles, me llevó a fijarme en la danza acompasada de dos amantes.Dos pequeños invertebrados regocijados del momento vivido. Un encuentro dónde los deseos tomaban forma: manifestación sublime del ciclo de la vida. Sonreí, y, secretamente, envidie el fervor de aquellos caracoles....
Alcé mis ojos al horizonte. Allí, le encontré...
¡La sangre fluía arrítmicamente!, bajando de forma imparable, llenando los rincones más íntimos y pudorosos de mi joven anatomía. De mi interior, se desgranan susurros cálidos deseando chocar contra su piel…Qué hermoso era su rostro, que bella sonrisa asomaba en aquella boca que desee mía en el primer segundo de cruzarme con ella...
Es difícil relatar cómo
empezó, cómo sucedió aquel encuentro inesperado. Cuando quise darme cuenta, hablábamos, y buscábamos la tibieza de un roce inocente y genuino. Sentí su mano deslizarse por uno de mis tirantes caídos sobre mi hombro izquierdo...
Nos fundimos en instantes de ternura que, la brevedad del tiempo, consagró en pasión...
Un frenesí que, en las horas muertas de mis recuerdos, asalta cual soldados medievales empuñando fotogramas que despiertan sentimientos que creí propiedad de otros...
Nos fundimos en instantes de ternura que, la brevedad del tiempo, consagró en pasión...
Un frenesí que, en las horas muertas de mis recuerdos, asalta cual soldados medievales empuñando fotogramas que despiertan sentimientos que creí propiedad de otros...
Intuyo, que forma parte de
mi historia, así, me lo muestra las escasas visitas de mi lucidez…
... Me paro.No consigo recordar la razón que me ha llevado hasta
aquí….
La mujer cerró los ojos
abarcando con movimientos imperceptible su espacio sagrado, al tiempo qué, protegía contra su pecho, el fruto de un sueño
que quebrantó la realidad que nunca quiso recoger. Aquellas cartas contenían mensajes que se
empotraban en su ser; con angustia, dolor y sinsabores.
El tiempo la vapuleó. Apretó sus manos en espera de encontrar un calor perdido…, ese, que nunca llegó..
El tiempo la vapuleó. Apretó sus manos en espera de encontrar un calor perdido…, ese, que nunca llegó..
No tuvo valor para
seguir perdiéndose entre las líneas veleidosas de su historia, qué, fugazmente,
le llegaba con claridad para dejarla luego caer en la oscuridad del abismo y desconcierto.
Nuevamente, ató el lazo rojo devolviendo al destierro, pedazos de su vida…
Apenas hay claridad…
Otro día más, su
memoria se pierde entre dos corrientes…
Otra noche cae sin
apenas sentir…
Esther Mendoza.
"Mi mente frenó. Mi corazón recordó aquella vieja melodía que me llevaba nuevamente a ti..."
Nostalgia de los tiempos ya idos , saudade de los sentimientos añorados . ¡Qué más podría desear si aún habitan en el cuerpo y en el alma los recuerdos , Nadie se sustrae de su propio pasado que nos conformo (dio forma )tal cual somos y que tú en tu bella prosa rimas bellos sentimientos de un ayer que no cabe en el alma.
ResponderEliminar¡Felicidades ,es precioso!
Andrés.
Mi querido Andrés, ¡¡¡gracias!!! por dejar tus acertadas palabras en mi blog. Siempre es grato leerte, visitar tu blog y nutrirnos de tus textos. La nostalgia..., siempre presente como la sombra en nuestras vidas.. Un abrazo enorme.
Eliminar