martes, 10 de junio de 2014

LOS HILOS QUE UNEN…

Y te sentí detrás de mí, acariciando con tu respiración mi nuca…
 
Algunas veces, busco aquella misma razón que un día me elevó como si de un globo se tratara tratando de conquistar un cielo que presumía de nubes de algodón. Sí, así fue como me sentí cuando me regalaste tu presencia…
 
Y te sentí detrás de mí, acariciando con tu respiración mi nuca…
 
Recuerdo como mi alma se vistió de gala para darte la bienvenida acariciando con gestos silenciosos los recovecos de la tuya… El sutil movimiento de mi cuerpo, se convirtió en brisa para rozar el tuyo con anhelos de conquista. Tu hilo y mi hilo, lentamente danzaron con el aire tratando de conquistar un rincón más discreto, lejos de miradas ajenas al tiempo que, con la misma lentitud que la caída de una pluma roza el suelo, grabamos en nuestras memorias los instantes de una vida, a veces, eternos…
 
De repente, tus manos se fundieron con las mías… y…, para cuando quise darme cuenta, tus labios y los míos ya eran íntimos, algo más que amigos...   Entonces, desee vivir la aventura de perderme eternamente en tu piel…
Esther Mendoza.
 
Las palabras se cuelan por los vértices de los deseos enmudeciendo...
 
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario