Adoro cuando con la yema de
tus dedos dibujas palabras sobre mi piel, ellas, esperan ser susurradas cerca de
mi boca…
No quiero descubrir una mañana
que me he quedado en el margen derecho de un quizás…, tampoco, entre los renglones de una posibilidad y ¡mucho menos!..., en el grisáceo título de un “podría ser” o en el temeroso punto y final de algo que no me atreví a
continuar…
No quiero comprobar algún día que las comillas de una crónica tildaron la importancia de los capítulos de mi historia; páginas marcadas que esperaron ser releídas en los compás de espera de una
extraordinaria coincidencia que nunca llegó.
No deseo y huyo de las amenazantes frases inconexas de un momento, ellas no se
acercan nunca lo suficiente para poder hablar de mí…¿Sabes?..., me miran y callan, aún
tienen mucho por decir…
En definitiva, no quiero vivir
al margen de la narrativa que realmente soy, aunque ello, signifique estar sola entre los
puntos suspensivos de una vida...
Esther Mendoza.
Mi memoria guarda...
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