Ellas construyen tu futuro... |
“Los
griegos pensaban que la palabra era divina y los filósofos, optaban por elogiar
el silencio...”
EL VALOR DE LAS
PALABRAS…
Las
palabras ejercen una influencia importante, tanto para quien las dice como para
quien las recibe. Su efecto no desaparece por arte de magia, queda cristalizado en la memoria, deja hermosas huellas en el alma o terribles cicatrices fosilizadas en
ella.
El
valor que les imprimimos lleva implícito un destino, tienen la potestad
de convertirse en la brújula de nuestro camino; el éxito o fracaso de una
vida, lo tiñen las propias palabras.
De
no ser capaces de expresar de forma inteligente nuestros sentimientos,
correremos el peligro de no retirarlas a tiempo causando daños
irreparables en su destinatario. Las palabras pueden curarte o herirte
profundamente de no darles el mimo que se merecen; en un instante, destruyen lo
que con amor un día construimos y herir a quien no debemos.
Si
fuéramos capaces de controlar nuestras dañinas emociones a través de la
comunicación, no se convertirían en dardos envenenados cuyo objetivo, es
contentar a un ego tirano que empequeñece al ser y cuantas cosas buenas pudo
tener, reduciendo así, su valía ante los ojos del otro.
El
lenguaje que utilizamos habla de nuestro mundo interior. Muchas de las cosas
que nos suceden son el producto del desequilibrio que hay en nuestra vida, del
poco amor que nos damos y la manera en que acogemos al resentimiento. Las
palabras, tienen el poder de reescribir capítulos de nuestra historia colocando
titulares que nos delatan. Darle una mala salida a los conflictos internos que dejan al descubierto nuestra fragilidad,
lleva a la vulnerabilidad a conciliarse con el
mal uso de los afectos.
¿Por
qué utilizar la palabra como arma arrojadiza que nos coloca en el trono que
martiriza y domina?, ellas pueden encender discordias, arruinar vidas, romper
relaciones, crear resquemos, herir y matar la confianza del otro...
Por
el contrario, si cambiamos su connotación y la tildamos de amabilidad, el eco
que escucharemos también lo será. Aliviarán cargas, darán sosiego y generaran
amor. Una palabra, podría ayudar a levantarse a quien la reciba hallando
consuelo en ellas y dar respuestas desconocidas a quien no creía tenerlas.
Una
frase amable, tienen el poder de hacernos sentir especiales, como la oración
que clausura lo mejor del día. Si de forma cotidiana nos propusiéramos una
pequeña declaración de intenciones, los resultados serían milagrosos.
Hallaríamos una manera de propiciar y multiplicar el valor que le damos a
cuantas cosas y personas nos rodean.
¡Apostemo
por la acción que nos diferencie, y, a la vez, nos hagan especiales Construyamos
modelos de comportamientos que sirvan de ejemplo a una sociedad diferenciada en
la cortesía y en el respeto. Sembremos empatía para recoger agradecimiento y
admiración de generaciones que empujan para presentarnos un mundo mejor…En
definitiva, comulguemos con el ejemplo y asfixiemos la crítica fácil.
Esther
Mendoza
“Tus
palabras describen tu futuro. Eres el arquitecto de tu vida, `por lo tanto, único responsable de la forma que premias tu paso por ella...”
Hi, Luna, esta tarde de domingo me ha permitido leerte, para ello busco ese tiempo y dedicación necesaria que me da oportunidad para recordar mi lengua materna.
ResponderEliminarCuánta razón llevas en la importancia que tiene la palabra. Con ella podemos hacer felices pero también destruir. Es mejor callar que hablar desde el impulso y el enfado porque tarde o temprano nos dolerá reconocer el daño que hemos ocasionado..
Debo decirte que consigues atraparme y llevarme a la reflexión más de lo que habitualmente lo hacía. De veras que eres mágic, y muy hermosa. Supongo que en cada uno de tus escritos hay una parte de ti, todo escritor se ve reflejado en sus narraciones y por eso entiendo que hay algo de ti entre los renglones, eso te hace especial…
Cuídate mucho. Hasta pronto.
Besos
ET
Ernesto.
Hola Esther llegue aqui desde el blog de Beatriz, te sigo
ResponderEliminarUn abrazo