"silencios que curan..." |
En el me perderé para reencontrarme…
A veces, el ser humano se siente muerto, sin expectativas de recuperar sus sueños. Anda caminos que no lo llevan a ninguna parte, se pierde en bosques de dudas, sube montañas de obstáculos y fija sus ojos en un cielo nuboso; desesperado, baja la cordillera, se aleja de la espesura y cierra los ojos al firmamento…
Se sienta en el laberinto de su vida y hundiendo la cabeza entre sus manos, observa abatido las lágrimas de desesperanza que caen por su rostro…
De repente, levanta la mirada y allí esta ese entorno que dará respuesta a su espíritu. Curará su dolor y acariciará su corazón…
El lago es ese rincón donde descansan las pupilas; en el reposan los recuerdos que acaricia la memoria. El cuerpo, se abandona a la sutil invitación de sumergirse entre sus aguas, delegando los sentidos a la sublime fantasía de un coro de elfos y hadas que canturrean desde su hondura
El ruido de la mente, lucha contra la codiciosa presunción del ego que desea ganar batallas, tratando de alejar al ser del remanso de paz que ofrece el lugar.
Por otro lado, el lago te arrastra hasta el fondo para guiarte a la comprensión de aquello que viste en otras miradas; tal vez ,todo eso que no te gusta de ti y no hubieras querido ver.
Una inquietud movida por la oscuridad de unos demonios tan inmensos como el océano. También, podria ser un bálsamo que sane las heridas de nuestras propias taras.
Por otro lado, el lago te arrastra hasta el fondo para guiarte a la comprensión de aquello que viste en otras miradas; tal vez ,todo eso que no te gusta de ti y no hubieras querido ver.
Una inquietud movida por la oscuridad de unos demonios tan inmensos como el océano. También, podria ser un bálsamo que sane las heridas de nuestras propias taras.
Un lago puede ejercer de espejo. Podríamos visualizar en él lo aspectos más recónditos que guardamos; tímidos deseos, la inseguridad de una ilusión, temores inconfesables que por tiempo nos secuestraron. Aquello que albergó nuestra esencia y decidió por nuestra razón, cogiendo las riendas de las emociones que por años, se apoderaron de nuestro libre albedrio, para colocarnos como marionetas, en el teatro de la arrogancia.
En el lago, depositamos lo dulce y amargo, lo claro y oscuro con la esperanza de encomendar allí, la carga de una pena, la tristeza de un silencio, la ausencia de un amor…
El lago escucha y mudo recoge todo lo consignado en su profundidad, emergiendo nuevamente para entregar en un espejo a modo de reflexion, nuestros callados anhelos…
“Es inviable dijo el orgullo, es peligroso pensó la experiencia, no merece la pena decidió la razón, arriésgate susurró su corazón…”
Esther Mendoza
Mi querida Luna, me cautiva tu relato, es decir, generalmente lo consigues. Te contaré que, cerca del estado donde resido está el lago de Míchigan, dentro del territorio de Estados Unidos. Suelo ir en cada oportunidad que tengo, sobre todo con mis raíces españolas cuando vienen a visitarme.
ResponderEliminarEs cierto lo que relatas, cuando estas sentado en la orilla y dejas la vista perdida en ese espejo de agua, sientes la necesidad de adentrarte y abandonarte esperando encontrar allí toda esa paz que necesitas y además, es ella la que te ha llevado al lugar. No voy a enumerar muchas más sensaciones porque todas ellas las has enumerado tu en este texto y además sabes que las comparto contigo…
Cuídate y no olvides, como dices tú, la maravillosa mujer que eres…
Ernesto.
ET.