lunes, 10 de septiembre de 2018

Reflexiones de una cumpleañera...







Estos días me preguntaba cuántas cosas dejamos de hacer a lo largo de un año creyendo que, un día de esos 365 lo haremos…

La verdad, es que a muchos nos ocurre que pasamos a otro año y aquello que tenía una propuesta queda absolutamente anulado por otro orden de preferencias…
Y así es la vida, y así, son los años, vamos dando preferencia a diminutas cosas pragmáticas que sustituyen otras que pesan más pero por su tamaño, consideramos que pueden esperar un turno que no llega...

En estos 365 días pasados y algunos más, abanderé esta actitud y cuando llegó el ultimo día me di cuenta que mi orden de prioridades estaba obsoleto…

Ahora, todos los días estreno día y hago y anoto aquellas cosas que son importantes para mí, no para el resto, aunque puede que algunas de ellas coincidan o bien, me apasione y disfrute negociando… Porque les aseguro que la vida es una constante negociación...

Negociamos con la mente, con el corazón, con las necesidades, con los afectos, con los momentos, con las palabras, y un sinfín interminable de absurdas excusas que nos sirven para posponer las que realmente importan. Sin embargo, poco negociamos con aquello que nos mueve por dentro…
Me he marcado 365 cosas para este año, trescientas sesenta y cinco cosas que suponen un reto para mí, porque ya, no me sobra el tiempo y el que tengo, me lo bebo a  borbotones permitiendo que se desrame el que me sobra, que no me sobra, que son las prisas por disfrutarlo de la única marera que se debe disfrutar la vida, CON PASION…

Me siento plena, serena, segura, muy madura, y agradeciendo las hermosas cosas que el Universo me devuelve después de muchos años de negociación, así que, reconciliense con la vida porque es ella la única que servirá de intermediario entre los deseos y las oportunidades…

Sí, quiero seguir pidiendo cosas, porque las que pido, dependen en gran medida de mi persona. Quiero seguir respirando donde el aire me gusta, seguir mirando aquello o aquellas personas que me conmueven o me enseñan a ser mejor, pasear cogida de la mamo de ese alguien cálido que no me interpreta, solo me siente y le siento.., recibir el achuchón y el beso interminable que me da mi hija, el torbellino que se forma cuando llego a casa y mis mascotas festejan esa llegada, las letras de una carta que me recuerda cada semana que lo especial se imprime en un papel para recordar mientras se plasman las palabras, el amor que las mueve…

Deben ser los años, pero cada día me pesa menos lo que antes me quitaba el sueño, las banalidades, las frases vacías, la fina estampa, la falsa alegría, el te quiero a destiempo, la amistad postiza subyugada por una intención…

Realmente, lo único que porto, son aquellas cosas y sentimientos que me atrapan el alma, arrancan sonrisas y erizan la piel… Por eso, agradezco a la vida que me haya regalado en una pequeña caja experiencias tangibles, solo aquello que me hace aflorar lágrimas de felicidad, sonrisas rescatadas de un viejo cajón de desengaños, y la locura que no se debe perder con los años…

Esther Mendoza 







1 comentario:

  1. ¡Felices fiestas Esther junto con quienes te hagan pasar buenos momentos!
    Abrazos

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