domingo, 27 de mayo de 2012

“RETAZOS EN EL DESVÁN DE LA MEMORIA…”

"Los susurros de una vida, quedan atrapados en el baúl de la memoria..."






He subido al altar de mis silencios parte de tu esencia… auné tus hermosas palabras, y, le di forma al sentimiento que en un tiempo pasado formo parte de mi mundo…Gracias por ese breve espacio de tiempo, donde no temiste mostrarme tu alma… Lamento que te hayas perdido en el laberinto del dolor…

La tarde es fría y los grises abundan en las perspectivas del entorno. El azul del cielo parece desvanecerse entre el aleteo de las pocas aves de estos últimos días de septiembre, buscan un hogar temporal donde refugiarse de este desangelado atardecer cargado de ausencias...

La chimenea sigue encendida y, sus llamas, me hipnotiza sugiriéndole a mi fantasía formas y bailes en los que danzarines osados caen y resurgen del magma elevándose con gracia y rapidez...Mi mirada recorre la habitación buscando tu silueta pero, no la encuentro. Todos charlan de forma pausada, sonriendo y disertando. El frio que intuyo fuera, me paraliza los pensamientos, solo quiero permanecer sin participar con mi amigo silencio convirtiéndome así en el más abnegado espectador…


Sigo recorriendo la estancia tocando con mis ojos cada rincón, recreándome en cada uno de esos detalles nimios a los ojos de los contertulios. Una escena enmudece mi garganta e inunda de lágrimas mis ojos; el magnetismo me impide reaccionar y trato de esconder el dolor que asoma en mis pupilas…


Cuanto daría por cambiarme y sentir ese instante, ese fogonazo que atraviesa mis recuerdos lanzándome en el espacio y en el tiempo, vapuleándome y llevándome a apretar mis manos como si en ello, encontrase ese calor perdido…

Aquella figura masculina que mis ojos observaban, alargo su mano buscando el contacto de su pareja, ella, extendió la suyas y entonces sus dedos se acariciaron y en un instante se fundieron en movimientos de ternura, de cariño, de amor, con un simple roce de piel…


Me levanto y voy hacia el pasillo, no quiero que la sombra de un recuerdo delate mi dolor. Escenas familiares que corresponden a un capítulo de mi vida, subyugándome de retazos de felicidad…Quisiera hacerte participe de todos estos instantes…, llamarte, sentirte y oírte tras contarte algo tan bello y natural. Me dirijo hacia el ventanal que muestra ante mis ojos la profundidad del océano y allí, sigo imaginándote...

Yo, y mi desván lleno de cosas que redundan en pensamientos que me siguen llevando a ti. Mi horizonte violáceo, mi envoltorio parco, los vahos de mi aliento estampado sobre el frio vidrio esperando que tu imagen aparezca y por una fracción de segundos, me sonrías…


Ha sido un sueño, mi yo dormido reflexiona y no responde. Me sumo a un suspiro interno sin salida, momentos que me deslumbran bloqueando cualquier pensamiento racional. La distancia siempre nubla las imágenes pero, al cerrar los ojos, la limpidez de tu rostro y los movimientos de tu cuerpo se instalan en mi retina brillando en mi memoria…


El sonido del mar te trae a mis oídos. El silencio del abismo se restriega sobre mis recuerdos, aquellos que abren mis poros con tu aroma llenándome calmosamente y acelerando mi pulso e invadiendo rincones anhelantes de sensaciones y caricias…

De mi interior se desgranan susurros cálidos queriendo chocar contra tu piel humedeciéndote con mis pensamientos...


Todo es fruto de un sueño que quebranta una realidad que no quiere recoger los mensajes que una vez, se perdieron entre las olas después de quemar la esperanza en las brasas de una hoguera…

Esther Mendoza.

“Los recuerdos musitan en el corazón…”


4 comentarios:

  1. ¡Precioso escrito querida Esther!. Espero y deseo que tu día este lleno de felicidad.
    Muchos besos. Rosa.

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  2. Por algún intersicio debe filtrarse la alegría del azul cielo. Sin duda

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  3. Recuerdos con aroma, color y sonido, que alegran el corazon. Con dejo de triseza
    Un abrazo

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