El tiempo, se convierte
en una estación de oportunidades para aquellos que ocupan sus vagones…
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Casi despedimos
noviembre…
Se va un mes mágico que
anuncia un letargo de once largos meses…
Mi entrañable noviembre...,
entre paraguas y bufandas, ¡te alejas victorioso!, no sin antes, frenar mí
impulso de querer atrapar entre tus pliegues, aquellos sonidos que en un
pasillo silencioso partirán pronto contigo…
Noviembre lluvioso...,
¡ávido y cómplice con el viento!, concebiste poesías entre las brasas de un
fuego, forjando así, pausas entre acto y acto que guardo secretamente, esos
qué rubricaste con anhelos y realidades que supieron aprovechar su tiempo al
perderse entre tus dulces momentos…
¿Extrañarte?… ¡es un sentimiento
inherente!, aflora cuando pasas por delante de mí obligándome a observar con
condescendencia, tu exilio hasta el próximo noviembre...
Sin lágrimas en los
ojos, te despido en la estación de las oportunidades. Aquellas que viajan en un
vagón para preñarme con una utopía, cuyas sombras aguardarán detrás de un
ciprés hasta el próximo noviembre…
Tus huellas persistirán
en cada gota de lluvia, y, entre guiños solares, coquetamente hilvanará brisas
gélidas con tu aroma y el suyo...
Compañeros acérrimos en
ésta aún larga estación que fosilizará con tus hojas muertas, aquellas que
sirven de alfombra en mi danza de seducción…
Posees caminos que llevan
a mi rincón favorito, a unos brazos, a una piel, a unos labios dónde duendes e
ilusiones, conviven por un mismo propósito…
Mi querido noviembre,
te abrazaré en mis madrugadas hasta el próximo otoño...
El firmamento será guía
y tejado.; un proclamador que en cada
estación, precederá con un bostezo largo en el tiempo…
Esther Mendoza.
… Y mañana sin ti,
volveré a ser "ahora" con el breve tacto de su piel…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo creo ser el primero, ni seré el último, que te dice lo mucho que transmiten tus letras...
ResponderEliminarEs un placer leerte...
Besos... Susurrados...