En ocasiones, el universo nos premia con un ser que puede parar nuestro tiempo... Escultura Raffaelo Monti. 1818-1881).. |
…Desde
muy niña tuve la creencia de que alguien estaba ahí fuera, en algún lugar
sosteniendo mis sueños por si se daba la poca fortuna de dudar de ellos y los
aniquilaba con una rendición. Realmente, nunca podemos saber en qué punto de
nuestra vida una alineación planetaria nos bendecirá con la materialización de
esos anhelos. Y, he de decir, que no es patrimonio de la juventud las hermosas
oportunidades, ellas llegan…
Entonces,
¿es cierto que existe esa persona que nos complementa?....una parte recóndita
de mi mente pregunta.- Sí, la respuesta es… sí…
Pensamos
que con los años desaparecen las dudas y los miedos; sentimientos propio de la
vanidosa juventud que atesora el tiempo como un estado impertérrito donde hay
cabida para todo tipo de emociones. Sin embargo, el nuevo modelo de relaciones
que hoy nos empuja con premisas que marcan la diferencia sobre la
convicción de cada individuo, resulta cada vez más difícil para reconocer a quien tenemos delante y si podría ser o no, el mejor candidat@ a
compañer@ de viaje…
Afortunadamente
hoy, no es mi caso. He sido una alumna aplicada y aprobada con matrícula de
honor en pasar años viviendo la inutilidad del sufrimiento romántico. Creo, qué
algún mérito tiene la madurez, no en vano con ella sumamos números en el
calendario y como no, en experiencias también.
Vivimos
y apadrinamos en nuestra adolescencia y juventud el desamor como parte de un
guion hollywoodiense qué, con el tiempo, al evocarlo nos arranca sonrisas. El
premio a la victoria de los daños colaterales de las rupturas, nos lleva por
una ¡más que merecidísima alfombra roja! portando el Oscar a la sabiduría, el humor y en un supuesto equilibrio que nos dan los años…
¿Almas
gemelas o príncipes azules?.., yo apuesto por un amor sereno, real, sin caballo
ni armadura oxidada por concatenaciones que le impiden ser quién quiere ser.
Elijo…,
te elijo… por saber parar el tiempo cuando estoy entre tus brazos, por mostrarte ante mí a pecho descubierto, por la humildad con que
miras a mis ojos y extiendes tú mano para acercar esas orillas que el tiempo y
el espacio provocaron. Admiro de ti tu capacidad para aceptar la crítica, aunque
no sean flores lo que recibas, el esfuerzo que haces por exiliar a un ego sin
invitación, y la valentía que posee un noble caballero... TU,...
inevitablemente es difícil no adorarte…Tuya...
Esther Mendoza.
Siempre será mañana...
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