La altura mas dificil de escalar, se encuentra en el corazón... |
"Con todo el respeto
del mundo, para un corazón coraza…"
…¡Al fin!, este
invierno largo se rinde, dando una tregua al frio de mis esperanzas que agota
los últimos días del invierno.
Un ruido en la ventana
llama mi atención. Al borde de ella, oigo un ruiseñor que con su canto rompe el
tímido despertar de un monótono y nuevo amanecer. Con cierta pereza, me levanto
y con lentos movimientos me dirijo hacia el ventanal. Corro las pesadas
cortinas que ¡solo Dios!, sabe cuánto tiempo llevan ejerciendo de “teloneros”
de los silencios en esta oscuridad que embarga el escenario de mi obra…
Me recibe un día claro
y despejado. ¡Una alegría para mis
pupilas!, al poder contemplar después de un mes de incesante lluvia, el verde
del prado y un cielo azul que luce sus mejores galas con algunas nubes por
puntillas.
Mis parpados se
cierran de golpe al recibir un ¡chorro de luz! sonrió, al contemplar una hermosa imagen cual boceto de mis anhelos. El prado extiende sus verdes tonos y lavanda, la perfuma cual amante
enamorada...
El ruiseñor reivindica
su protagonismo; continúa canturreando envolviéndome en la seductora melodía
que me disuade de una rutina hasta ahora, nunca vulnerada bajo ningún concepto…
Esta avecilla
mensajera persiste en llamar mi atención. Termino sucumbiendo ante tanta
insistencia. Las notas que salen de su garganta, me cautivan y casi sin darme
cuenta, me veo abriendo el viejo ventanal que durante mucho tiempo contribuyó
a ser mi más fiel carcelero…
Le tomo entre mis
manos y, durante algunos minutos, le contemplo mientras caigo en la cuenta de
la barrera que yo misma he saltado...
Mi introvertida vida y
el vértigo de salir de aquel reducto, se esfumaron por aquel ventanal cual
fuegos artificiales en la festividad del 4 de julio...
El viaje más lejano
permitido por mi mente raptora, llegó hasta
la colina de los sueños.., imágenes retenidas en la prisión de los deseos
imposibles…
La causa de mi exilio,
nació del temor cual mosquetero se bate en duelo con codiciosos seres
convirtiéndose a la postre, en galantes parlanchines extraños. Ello fue el
motivo por lo que durante años, mi mundo se redujo a ésta peculiar estancia; teniendo
como cómplices enmudecidos, la curiosa exposición de retratos que me recordaban
un clan de honores y reputación familiar.
Obnubilada, contemplo a
la pequeña ave acurrucada en la palma de mi mano y percibo, como se diluye
entre mis dedos un patrón dominante dando paso a un sentimiento dormido, desde
luego, ya casi olvidado…
Le lanzo al vuelo y
con el mismo ímpetu, le sigo…
Cuando quise darme
cuenta, me vi pisando aquel verde prado que durante muchas estaciones, solo fue
una acuarela en la exhibición de mis fantasías… mis ojos, se inundan de lágrimas
al comprobar cómo se han esfumado las cadenas de un recelo irracional que
secuestro durante mucho tiempo, mi derecho a sentir
la vida cual brisa en el rostro, que tiene como aliados el acierto y el error…
Comprendo ahora, que hay que aceptar el desafío de ser
autodependiente y liberarse del yugo de la opinión juzgadora “del afuera”…
Nuestros espacios,
nadie los puede traer ni comprar con el vil sentimiento de la manipulación. Nos
pertenecen, por una cuestión de equidad para desarrollarnos en ellos, convirtiéndonos
en el arquitecto que grita al mundo la decisión de habitarlos…
Me pregunto, sobre el autentico
significado de rebelarse y que significa realmente desobedecer, en definitiva, habría que
asumir el riesgo de ser corresponsable de las resoluciones tomadas en cada cruce de caminos y coger las riendas de nuestro destino…
Esther Mendoza.
“… y si llegas a la
cima de tu colina, entonces, habrás encontrado una manera de hacerlo real y
visible. ¿El precio?, merecerá la pena, si te atreves a hacer el viaje al
descubrimiento de saber quién eres
rompiendo tu corazón coraza…”
Esther, me ha llegado muy profundo tu texto, porque realmente estoy en ese proceso de romper mi corazón coraza, pues ahora estoy en justo la parte opuesta de la montaña, en su pie.
ResponderEliminarMuchas gracias Esther y ¡feliz día!
Besos. Rosa.
Mi querida amiga Rosa, gracias..., gracias por tus fieles visitas desde hace el tiempo necesario, que a mi tambiém me dió la oportunidad de conocerte.
EliminarAl pie de esa colina, nos encontramos la mayoria de los seres humanos, pero sólo unos pocos, apostamos ya por escalarla...
En algún momento, te sentirás dueña absoluta de tu parcela y gritarás al mundo tu derecho para habitarla.
Muchos besos.
Esther.
Es magnífico el descubrimiento de tus emociones en el camino de tu vida
ResponderEliminarMi querida amiga y maestra; sin comillas que resalte este honorifico título, ganado de la sabiduria que te ha dado la experiencia y el don nacido de la compresión y generosidad que ofreces en tu vida y consultas con pacientes.
EliminarGracias por enseñarme a comprender que se crece, a través del conocimiento de la imperfección...
Eres un gran referente de respeto y admiracíon de la maravillosa mujer que eres.
Agradezco tu visita y palabras...
Un beso.