sábado, 28 de julio de 2012

"EL BREVE TACTO DE UNA PIEL..."





" Y ME OBLIGASTE CON LA MIRADA A DESEAR TU PIEL.."

 
De forma inesperada…

Cuando había caído en un abismo profundo con promesas que se apagaron y me había convertido en una incrédula romántica, apareciste tú...

Y contigo, el breve tacto de una piel...

Llegaste desplegando tu ternura en el mismo lado que un amor ausente  ocupó todo este tiempo, repasando mis heridas forjadas por una devoción que dejo su huella en las esquinas de mi alma.

Eres, esa ilusión que tímidamente se  apoya en la arquitectura de mi cuerpo despertando en mí, el deseo de amarte y pegarme a ti; entonces, te abrazo dejando que una brisa fresca se filtre por los poros de mi anatomía ¡recordándome!... la ternura olvidada y abandonada entre las fisuras de mis cicatrices, aquellas, que una vez se alojaron sin pedir permiso para alimentarse del dolor de un recuerdo...

Llegas con la paciencia y sabiduría de un guerrero que ha rescatado sus pasiones entre las dunas y las tormentas de una vida para mostrármelas en cada gesto, en cada mirada, en el tacto de tus manos entrelazadas con las mías, convirtiendo mi desierto de soledad en un oasis de esperanza dejando tu esencia, entre los recovecos de mi cuerpo… 

Y todo esto me enseñaste, con el breve tacto de una piel...

Esther Mendoza.



"Fascinación en la piel.."






lunes, 23 de julio de 2012

"UN INSTANTE..."

Y DE REPENTE TU...


Quisiera ser inmortal…
 
… En mi pupila quedó grabado aquel atardecer junto al instante en que nadamos entre las olas de una playa. Otro fotograma asalta y evoca el momento en que nuestros pies pisaron la arena que hoy, guarda un recuerdo perpetuo con un nombre; “coincidencia de un instante”
 
No habrá un "post data" en mis recuerdos que diga “delirios de un náufrago"... El último barco fantasma de aquella costa, porta otra nota que surca por el mar del olvido a un destino que pueda besar cada una de sus letras…, ese velero se llevó mis palabras en un mensaje sin retorno...
 
Los años han desdibujado el contorno de un rostro cansado y abatido por la tristeza. Mis entrañas se encogen al recordar la oportunidad de un viaje que nunca hice, quizás, ese que me hubiera llevado a tu lado y tal vez, a reencontrarme con el mismo  segundo que me llevó a ti. Me he convertido en la crónica gris de los titulares de mi propia historia, esa que un día protagonice con un sabor agridulce depositado en tus labios con el que fuera nuestro último beso…

  Mi alma nómada y solitaria vive la vida a través de las pasiones dormidas que fluyen en la intimidad de mi mundo. Nadie puede ser testigo de mi vulnerabilidad y de cuanto te echo de menos...

Me pregunto, si las escenas que observo sobre los transeúntes de esta ciudad se acercan a la realidad de mi imaginación, o tal vez, este sea el fruto del alma errante en que me he convertido. Un comediante de su propia obra que se reinventa cada día para no notar tu ausencia… Todo en mi es mecánico, hasta el hecho de sobrevivir…

 
Me siento vagabundo en la extraña relación que tengo con la felicidad. Mi mente está abarrotada de herramientas literarias de auto ayuda que recapitula constantemente sobre el poco control que tenemos de nuestra vida al tener que sujetarnos en bastones estereotipados que otros diseñan para nosotros...

 
Fantaseo con el absurdo de un imposible; aquel que el tiempo se encargó de borrar sin dejar ninguna huella que te trajera nuevamente a mí. Y divago en la locura de tenerte cerca, escuchar tu voz para luego decirte:

… Mi amor, que un día te cruzaste un instante en las vías de mi destino reconociéndome y acariciando cada centímetro de mi ternura, hoy, ya viejo te pregunto; ¿sientes aún el sabor salado de mis lágrimas cuando en la soledad de tus noches revives los vestigios de una tristeza?, ¿Sonríes al evocar el chocolate caliente preso en la comisura de tu boca y celosa la mía la hacía suya?..., ¿Podrías identificar mi silueta marcada por los años entre los viandantes de una ciudad lejana anclada en el tiempo y  a la vez recordar mi aroma o tal vez, el sonido de mis tristes pasos alejándome de ti como el día que te despedí?…

No quiero seguir imaginándome escenas que yo mismo aniquilé en la guillotina del miedo, ese miedo que bloquea las oportunidades tardías..
 
 
Me siento extranjero en mí ya anciana piel. Mis pensamientos viajan a orillas de una playa, a una emoción, a un rostro, a un impulso y a la brevedad de un   instante, el mismo que me permitió tomarla entre mis brazos y beber de su esencia de mujer…

Quisiera que el cálido sol un aquel atardecer, acariciara hoy mi recuerdo llevándome  a la concisión de un reencuentro, el mío con el suyo. Por alguna extraña razón, hoy esas imágenes toman formas evidenciando el vacío que nadie lleno mientras ella ha vagado en mi evocación cada día, cada hora, donde los años han querido burlar mi realidad confundiéndola con una utopía desde mi entonces corazón dormido…
 
Perdí la noción del tiempo, me quedé anclado en aquel día donde a orillas de un mar la conocí... Me cuesta abrir los párpados, pero por momentos lo consigo y es cuando en mi delirio veo su rostro cerca del mío y las sabias arrugas de su rostro, me cuentan que ella también me ha querido…

 Es curioso, todo esto sucede en un instante…

 
Esther Mendoza.

 

 "Hay instantes que marcan tu destino..."